La Segunda Parte
“Cuenta CideI Hamete Benengeli en la segunda parte desta historia y tercera salida de don Quijote que el cura y el barbero se estuvieron casi un mes sin verle, por no renovarle y traerle a la memoria las cosas pasadas” Don Quijote de la Mancha II, Miguel de Cervantes.
Dicen que todos los años pasamos por la fecha de nuestra muerte sin saberlo. Aquellos que tratan de ver el asunto medio lleno alegan en contra que también lo hacemos por el nacimiento de nuestro hijo, la boda de tu mejor amigo o la firma del que creías el contrato de tus sueños. En España, hace un año, el 14 de marzo llegó para quedarse.
Después de todo este tiempo y embarcados ahora en un proceso de vacunación masiva que se hace de rogar, no sé muy bien lo que toca aplaudir hoy. Cancelaron los abrazos y dijimos adiós a aquello y aquellos que más quisimos. No tuvimos otra opción que aprender a dejar ir sin despedidas.
Hablábamos el otro día de resiliencia cuando alguien confesó: “No entiendo bien la palabra y además estoy empezando a cogerle manía”. “Resiliencia” pensé. Esa palabra, lejos de resultarnos ya original, reluce en nuestros discursos porque nos gusta tanto como esa vieja camiseta descolorida que está al fondo del cajón. Esa que no quieres tirar. Y yo, que en el único lugar en el que encuentro respuestas es en la literatura, recordé a cierto caballero que luchaba contra molinos convencido de que eran gigantes. Don Quijote. Eso es. Don Quijote es resiliencia.
Por eso, en este nuevo y distinto 14 de marzo, lejos ya de romantizar aquellas últimas veces y dejando de soñar con una vieja normalidad que no va a volver, me pregunto: ¿Y si es hoy el inicio de esta segunda parte? Es tiempo de terminar de curar esta herida que escuece con cada recuerdo de un tiempo pasado que dicen, fue mejor.
Vivir a lo Don Quijote. No se me ocurre mejor forma de empezar la segunda parte.
Aléjense de curas y barberos, ya saben, por aquello de traerle a su memoria las cosas pasadas.